“Si consigo ver más lejos es porque he conseguido auparme a
hombros de gigantes” (Isaac Newton).
Lo sé. Hace demasiado tiempo que no escribo en mi blog. Pero tengo una excusa perfecta: he estado trabajando en las recompensas para mis mecenas. Charlas varias y la organización de la exposición, han ocupado la mayor parte de mis horas. La otra parte, la he dedicado al estudio y a actividades académicas. Ciertamente, cuando comencé con mi idea loca de organizar una
campaña de crowdfunding, nunca llegué a imaginar todo lo que he tenido que hacer para
lograr la financiación de un proyecto de investigación social que se ha
convertido en una parte muy importante de mi vida. Y el resultado ha sido el siguiente: pudimos
recaudar la cantidad necesaria para cubrir una estancia de tres meses en Ceuta,
hicimos el trabajo de campo según lo programado y volvimos a Valencia, con la
sensación de haber hecho todo lo posible (y más) para cumplir con los
objetivos.
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Cartel de la exposición organizada como recompensa a nuestros/as mecenas. |
¿Pero qué le puede llevar a una persona a optar
por este tipo de alternativas? Obviamente, la necesidad y la falta de recursos.
Ya sabemos que no corren buenos tiempos para los/las doctorandos/as sin beca. Pese a todo, no debe
haber nada peor en esta vida que no luchar por lo que una quiere. Eso sí, que
el juego sea limpio, a ser posible. Y bueno, ¿acaso nos queda otra opción a los
que pertenecemos al “precariado”? La respuesta cae por su propio peso. Seguramente
algunas de las personas que os habéis acercado a leer este post, os estaréis
preguntando cuál es el verdadero significado de ese término tan raro. Pues
bien, estáis de suerte. En esta última semana he tenido algo de tiempo libre, de
modo que he buceado por la red y he encontrado este interesante artículo sobre
el tema: ¿Qué es el precariado?
“Valorando las reacciones que ha tenido la
obra El precariado a lo largo del mundo, son muchas las personas que han comprendido
el concepto y se han identificado ellos mismos como parte de ese precariado. Este hecho lo vi encarnado en dos incidentes que presencié […] En Estados
Unidos, durante un largo discurso de un grupo de Occupy Wall Street, un hombre
se hizo paso a través del público, dejó caer de golpe su silla en el centro del
círculo y se sentó en frente de mí con los brazos cruzados. Alrededor de cinco
minutos después, el hombre se levantó, con los brazos todavía cruzados, mirando
alrededor con teatralidad y después se señaló a sí mismo diciendo: «¡Soy yo de
quien está hablando!». Después el hombre se sentó y aplaudió”. (Santindg, p.8)
En honor a la verdad, seguramente yo hubiera tenido la misma
reacción. Es lo que tiene tener arranques de espontaneidad (algo que parece que habré de
corregir con el paso del tiempo, pues no siempre este comportamiento es bien
recibido y/o comprendido). Pero, a lo que íbamos, ¿cumplo yo con las
características del precariado? Pasemos a comprobarlo:
“El precariado tiene
características de clase […]. En primer lugar, el precariado tiene diferentes
relaciones de producción o relaciones de trabajo. A diferencia de lo que es
común en el proletariado, el precariado tiene un empleo inseguro, inestable […]
este precariado está sometido a lo que yo llamo precarización - adaptación de las expectativas vitales a un
empleo inestable y a una vida inestable -. […] una persona que pertenezca al
precariado tiene, a diferencia del viejo proletariado, un nivel educativo y
formativo por encima del nivel que se le exigirá en el trabajo que entra en sus
expectativas. […] el precariado espera aprender y re-aprender innumerables
trucos y desarrollar habilidades sociales, emocionales y comunicacionales que
sobrepasen cualquier demanda del proletariado. Estas son las habilidades del precariado,
costosas de adquirir, fáciles de perder. Ello se une a la escasez de la continuidad
laboral que las personas que pertenecen al precariado pueden dar a sus vidas
laborales […]”. (Santindg, p.8)
Pues parece que el autor no ha podido estar más acertado, ya
que están hablando de mí y de muchas personas de mi entorno que nos encontramos
en una situación similar. Vivimos en una especie de limbo de incertidumbre
sobre lo que nos deparará el futuro, mientras las redes familiares (tan fuertes
en este país) evitan que caigamos en situación de exclusión social. Y por ello,
siento el deseo irrefrenable de abrazarle fuertemente, mientras le digo que él
está en lo cierto, que da igual que le refuten otros académicos, que sé de lo
que habla y que siga publicando más sobre el tema, porque parece que hay gente que no se entera o no quiere saber nada del tema.
Sin ánimo de seguir profundizando más en lo que se refiere a este término (os invito a leer el artículo con tiempo), está claro que nadie dijo que el
camino que haya de recorrer una persona para alcanzar una meta sea fácil. Pero
estaréis conmigo en que en el ámbito de la investigación, nos lo están poniendo
muy difícil. Son tantas las vallas físicas y mentales que te puedes encontrar por el camino, que
cada vez hay que dar saltos más grandes. Aunque, dicho sea de paso (y por
tratar de verle el lado positivo), este tipo de situaciones, al final, hacen
que agudices tu ingenio y maximices tus esfuerzos.
Así hemos hecho
nosotros, y al final, éste ha sido el resultado: logramos cumplir con lo
prometido en nuestra campaña, que era organizar una exposición fotográfica en la sede de alguna
organización de la sociedad civil.
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Bar-restaurante de Ca Revolta, ubicada en el barrio del Carmen. |
En este caso, ha sido la organización Ca Revolta la que ha tenido la amabilidad de cedernos un
espacio gratuito en la primera planta del edificio. En la exposición, incluimos imágenes de la
investigación llevada a cabo en 2012 en la Frontera Norte de México con Estados
Unidos, para compararlas con las tomadas en la Frontera Sur de España con
Marruecos durante el trabajo de campo realizado en los meses de
julio-agosto-septiembre de 2014.
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Nos cedieron todas las paredes de la 1ª planta para que pudiéramos colocar las fotografías. Imagen: Frontera Norte MX-USA. |
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Frontera Norte MX-USA (pared dcha) y Frontera Sur España-Marruecos (izq), en concreto, la valla de Melilla. |
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A la entrada de Ca Revolta, colocamos imágenes de algunas de las personas migrantes a las que entrevistamos en Ceuta. |
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Pared dedicada a panorámicas de la Frontera Sur. Ubicada junto a las escaleras. |
Lo cierto es que tratamos de celebrarla en otras entidades de carácter cultural, como La Nau (Centro Cultural de la Universitat de València) o el Centro Octubre de Cultura Contemporània, pero finalmente no fue posible. En el primero, había que presentar un proyecto a dos años vista (algo inviable y sin sentido para este caso) y en el segundo, el responsable del centro, Emili Payá, nos informó de que no disponía de ningún espacio libre hasta julio de 2015, aunque a cambio nos dio un empujoncito y nos propuso que acudiéramos a Ca Revolta.
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Al fondo de la imagen, junto a la cartelería, estaba Emili Payá, quien vino a saludarnos y a ver la exposición. |
Si no eres de Valencia, es muy probable que no conozcas este espacio maravilloso de ocio alternativo, que se ha convertido en una especie de oasis para las personas que tratamos de sacar proyectos adelante con recursos limitados. No tengo nada más que palabras de elogio para ellos por su tesón y valentía. Además, ellos mismos, para sobrevivir a estos tiempos adversos, han tenido que acudir también a la vía del micromecenazgo para seguir adelante con su actividad.
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La que escribe, hablando con Merche Miralles, del colectivo de trabajo social de Ca Revolta. Con ella he coincidido como ponente en una de las Jornadas que el Colectivo de Estudiantes Babel organizó en la Facultad de Ciencias Sociales de la UV sobre migraciones. |
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Merche vino acompañada de una amiga y de Blas Burguet, doctorando e investigador de la Unidad de Investigación en Migración y Desarrollo de la UV, a la que también pertenezco. Con él también he coincidido como ponente. |
En cuanto a lo que se refiere a la tarea organizadora de la exposición, para nosotros resultó un poco complicado ponernos de acuerdo
en la selección del material, ya que mi compañero Sergio tiene una visión más
artística del trabajo, que en determinadas ocasiones entraba en colisión con un enfoque más social. Había que encontrar el equilibrio entre la calidad fotográfica y su contenido. Pero trabajar en equipo también ha supuesto una experiencia
absolutamente gratificante, porque cuando llega ese momento en el que has logrado
ponerte de acuerdo y ves el resultado colgado en las paredes, una sonrisa te
cruza la cara de oreja a oreja.
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Sergio Torres Gallardo "and me", sonrientes. |
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Casualmente, el día de la inauguración de la exposición, conocimos a varios jóvenes que se acercaron a Ca Revolta, y algunos de ellos provenían de México, en concreto, del estado de Yucatán. Por ello, quisimos inmortalizar el encuentro. |
En fin, pues hasta aquí hemos llegado. Si después de leer este post te han entrado ganas de ir a visitar la exposición, estás de suerte, porque durará hasta el 7 de enero. Mientras tanto, nuevos post os esperan en mi blog. Un alto en el camino fue necesario, pero aún quedan muchas cosas por contar sobre nuestra experiencia de trabajo de campo en la Frontera Sur. Así que...¡hasta pronto pues!
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Ester nos mandó esta fotografía tomada el día que fue a visitarla, junto a su pareja. |
Doy fe de que estuve ahí.
ResponderEliminarBonitas fotos.
Jesús
¡Y tanto que estuviste! Tuvimos al mejor fotógrafo. ;)
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