viernes, 21 de febrero de 2014

Los mandatos de la política neoliberal en el origen de la gestión privada de las cárceles .

“Convict Lease System” (Sistema de Arrendamiento del Convicto). Una cuadrilla de la cárcel-laboral y el guardia son fotografiados en Atlanta en 1895. Una de las fuentes de ingresos principales del Estado durante el siglo XIX fue el arrendamiento del convicto. Sin embargo, en 1908 después de varios informes que hicieran públicas las duras condiciones de trabajo y los castigos brutales que éstos recibían, el sistema fue declarado ilegal. http://www.georgiaencyclopedia.org/articles/history-archaeology/convict-lease-system [Consulta de 11 de febrero de 2014].
Como muchos sabéis, una parte muy importante de mi trabajo versa sobre el oscuro negocio de las cárceles privadas y su relación directa con el drama de las deportaciones masivas de migrantes desde los Estados Unidos. Sin embargo, en los artículos hay que concentrar la información en el menor espacio posible, por lo que ciertos aspectos no pude incluírlos de forma tan detallada. Pues bien, dicho ésto (o escrito ésto), aprovecho el espacio que me brinda mi blog para poder hacerlo ahora.¡Espero que disfrutéis con su lectura!


En la historia de los Estados Unidos existen antecedentes de participación de intereses privados en el sistema carcelario (Arriagada, 2012). En la América colonial, aunque el castigo penal era un asunto local y podía incluir sanciones como multas, azotes, la empalizada, el destierro, y la horca, no incluía el encarcelamiento. Siguiendo el modelo utilizado en Inglaterra en el siglo XVIII, las cárceles eran reservadas para los deudores o para aquellas personas que estuvieran en espera de juicio o de recibir un castigo, y estaban gestionadas por carceleros a quienes el Estado les pagaba para su funcionamiento. Pero fue a finales del siglo XVIII cuando el castigo penal llegó a tomar la forma de encarcelamiento por un período establecido, y en el que se incluía como condena el trabajo penitenciario como parte de los programas de rehabilitación (Dolovich, 2005).

Durante el s. XIX las cárceles estadounidenses funcionaban a través de  contratos entre el Estado y particulares para el empleo del trabajo realizado por los convictos, con el fin de lograr ganancias financieras. Estos contratos tuvieron muchas formas, pero el modelo predominante fue el “Convict Lease System” (Dolovich, 2005). Promulgado en 1883, permitía que los presos fueran utilizados como mano de obra fuera de la prisión, pero regresando a sus celdas tras finalizar la jornada laboral. A cambio, los contratistas pagaban una cuota al Estado, pero evidentemente era mucho menor que el costo de contratar a individuos libres.

Este fue el sistema más utilizado en los estados del sur después de la Guerra de Secesión [1], ya que el convict leasing permitía sufragar los gastos de encarcelamiento mientras los convictos reconstruían el Sur del país, que se hallaba en una situación económica desastrosa [2].  Sin embargo, Dolovich (2005) señala que ésta fue una práctica plagada de abusos, tanto es así que la situación condujo a la aprobación de un cuerpo legal que prohibía la explotación económica y el maltrato físico de los reclusos.



http://www.coalcreekaml.com/MilitiaHillSampleMarker.htm [Consulta de 11 de febrero de 2014].

Actualmente el sistema carcelario estadounidense está determinado por la existencia de una relación contractual regulada, financiada directa o indirectamente por el Estado, administrada por estándares de control prefijados y sujeta a responsabilidades (Arriagada, 2012).

Su actual configuración se remonta a la década de los ochenta, durante la administración Reagan, un periodo caracterizado por una sociedad obsesionada con la seguridad nacional y con la obtención de ganancias.  En ese contexto, se privatizaron las cárceles y se comenzaron a construir enormes complejos de alta seguridad debido al aumento de la población reclusa. Señala Arriagada (2012) que en esta dinámica privatizadora se ha recurrido principalmente a tres tipos de contratos:
  1. Leasing: las empresas privadas con capital propio o ajeno diseñan, construyen e implementan el recinto penitenciario para luego traspasarlo al Estado, previo pago de prestaciones en el plazo convenido.
  2. Privatización: delega toda la actividad penitenciara en el sector privado, y el Estado lo fiscaliza.
  3. Mixto: delega algunas funciones al sector privado, y el Estado se encarga de la seguridad y vigilancia de los reclusos.
Aunque a finales de los 70 el INS ya tuvo la iniciativa de contratar servicios privados de detención de migrantes en situación de irregularidad con audiencias de deportación pendientes[3], fue en 1983 cuando comienza a aplicarse verdaderamente el nuevo modelo privatizador. En ese año se fundó la Corrections Corporation of America (CCA, http://cca.com/) en Nashville (Tenessee). Esta corporación fue adjudicataria de dos contratos en los estados de Texas (el Departamento de Justica le concedió la gestión de unas instalaciones del INS) y de Tennessee (para la gestión de un centro de menores), y en 1989 se fue extendiendo la fórmula hasta contar con 20 instituciones en nueve estados [4].


Imagen corporativa de Corrections Corporation of America. 

The CCA Way. No os perdáis su mensaje y sus videos promocionando su actividad. Our Vision: To be the best full-service adult corrections system. Our Mission: Advancing corrections through innovative results that benefit and protect all we serve. Our Values: Having PRIDE in all we do; Professionalism, Respect, Integrity, Duty, Excellence.

Desde que su fundador, Thomas Beasley, ideó el concepto de “gestión privada de prisiones” [5], esta corporación se ha convertido en el proveedor líder nacional de soluciones de correccionales en los tres niveles de gobierno (federal, estatal y local). La primera cárcel que se creó siguiendo este modelo fue en Houston (Texas), y seguía las siguientes premisas:
  • Con la privatización se lograba ofrecer un servicio por menos dinero.
  • Se facilitaba la gestión de las cárceles porque desaparecían los impedimentos burocráticos. Así, al no intervenir la política pública, había más libertad de actuación.
  • Los incentivos económicos propios del sector privado en caso de beneficios, motivaban más a los trabajadores.
  • En ese momento, el negocio de las cárceles generaba un millón de dólares netos en beneficios, y no requerían un gran mantenimiento una vez que eran construidas. Además, la CCA comenzó a cotizar en bolsa en 1994, y el valor de sus acciones se fue multiplicando[6]. Su gestión es auditada, y la Corporación sostiene que según sus resultados, existen menos fugas y muertes, si se comparan con las cárceles de gestión pública.
En definitiva, la CCA  se ha convertido en un gran imperio que administra 60 empresas en 21 estados diferentes, albergando a más de 80.000 presos, lo que equivale a la mitad del mercado. Ésta se encarga del diseño, construcción, ampliación y gestión de prisiones, cárceles y centros de detención, así como de los servicios de transporte de presos a través de su filial Transport Latina, en nombre de la Oficina Federal de Prisiones, el ICE y el Servicio de Alguaciles de Estados Unidos. Asimismo, ha logrado propagar su mercado hacia otros países tales como Australia, Inglaterra, Escocia, Sudáfrica y Nueva Zelanda.
Durante los últimos 30 años se han construido en Estados Unidos numerosas cárceles privadas, se ha multiplicado por cinco las inversiones en materia de seguridad, y se ha abierto un nuevo mercado en torno a las mismas: venta de armas, de material antidisturbios, material sanitario, accesorios (como pulseras de identificación), ropa de reclusos, de transporte de presos, y la gestión de todos los servicios. Esta circunstancia ha favorecido la proliferación de pequeñas empresas que se dedican a cubrir estas “necesidades”, e incluso periódicos a través de los cuales se publicitan.

http://theindependentmedia.com/tag/prison/ [Consulta de 10 de noviembre de 2013].
En muchas localidades ha traído consigo un estímulo para su economía, la revalorización de los inmuebles (llegan familias enteras a buscar trabajo), y las instituciones penitenciarias se han convertido en una forma de obtener trabajo estable para la población local, mientras sus habitantes y gobernantes alaban los beneficios que supone para la comunidad (aumenta el turismo, mejora el comercio, favorece el mantenimiento de un entorno limpio, etc.).

Por otro lado, desde que se aprobó en 1979 la Prison Industry Enhancement (PIE), a través del cual se permitía al sector privado la contratación de mano de obra de las cárceles [7], se ha generado una gran factoría interna. Con la Ley de Control del Crimen de 1990 se autorizó la continuación del programa de forma indefinida, de tal modo que cualquier empresario puede solicitar reclusos, por lo que la lógica del mercado es la que precisamente ha ocasionado la proliferación de las prisiones privadas gestionadas por las grandes corporaciones. California tiene la mayor población reclusa, y la autoridad penitenciaria se encarga de que trabajen. Sólo en la Prisión Estatal de Donovan (cerca de San Diego) se han creado más de 3.000 puestos de trabajo gracias a las factorías que se generan en el interior de las cárceles. Les pagan 1$ por hora, y el 20% del salario va a un Fondo de Compensación De Víctimas del Crimen [8].

http://www.freerepublic.com/focus/f-bloggers/3071209/posts [Consulta de 11 de febrero de 2014]
En definitiva, la cárcel privada se ha convertido en un modelo alejado del compromiso social con el delincuente (más propio de un Estado de Bienestar), debido precisamente a que se están sometiendo los derechos humanos al principio del cálculo coste-beneficio (Rocha, 2013). Según Arriagada (2012) estamos ante  un sistema que penaliza a aquellos que acaban siendo marginados por las políticas neoliberales que generan inseguridad social. Para Bauman (1998) el encarcelamiento siempre ha sido el método principal para tratar con los sectores de la población no asimilables, difíciles de controlar y propensos a crear problemas.
            
Y  lo cierto es que la mayor parte de la población reclusa tiene un determinado perfil: son pobres, migrantes latinos, y afroamericanos [9]. Son los “excedentes”, los marginados del progreso económico (Bauman, 1998). Se está siguiendo una política de seguridad selectiva que tiende a proteger los intereses de los grupos poderosos y que criminaliza a los sectores desprotegidos (PNUD, 2010a: 7). Algo de lo que precisamente advierten pensadores como Bordieu (1980), quien afirma que cuando el fin de la política sea dar primacía y prevalencia a los intereses de un grupo, y no consista en la gestión de lo público para el interés general y el bien común, sólo podrá gobernarse la sociedad mediante la represión y la manipulación.

http://motleynews.net/2012/02/25/private-prisons-offering-to-buy-state-run-prisons/ [Consulta de 20 de febrero de 2014]


Para concluir con este breve repaso al origen de este oscuro negocio, a continuación, os dejo con el documental francés "El Negocio de las cárceles privadas". Os lo recomiendo, por ser muy esclarecedor y de gran calidad. ¡Hasta la próxima!








[1] American Civil War (1861 y 1865). http://global.britannica.com/EBchecked/topic/19407/American-Civil-War [Consulta de 3 de abril de 2013].
[2]Canton, W.A.T. Convict Lease System. “Durante el período anterior a la guerra, los Estados del Sur dependían en gran medida de la mano de obra esclava para la agricultura y otros tipos de “trabajos duros”. Pero con la emancipación y la aprobación de la Decimotercera Enmienda, la esclavitud como institución y como forma de trabajo se convirtió en ilegal. Después de la Guerra Civil , los terratenientes tenían escasez de mano de obra, pero en el Estado de Georgia vio a los prisioneros de la penitenciaría del Milledgeville como la solución a sus problemas”. History & Archeology. http://www.georgiaencyclopedia.org/nge/Article.jsp?id=h-2635 [Consulta de 2 de abril de 2013].
[3] McDonald, D. “Public Imprisonment by private means: The re-emergence of private prisons and jails in the United Stated, the United Kingdom and Australia”, en British Journal of Criminology, Vol. 34. Nº 29. 1994, p. 30.
[4] CCA History. http://www.cca.com/about/cca-history/ [Consulta de 11 de mayo de 2013].
[5] Fuente: “El negocio de las cárceles privadas”. Documental.
[6] Uno de los principales accionistas es Barklays.
[7]Prison Industry Enhancement Certification Program.U.S. Department of Justice. Office of Justice Programs. Bureau of Justice Assistance https://www.ncjrs.gov/pdffiles/pie.pdf [Consulta de 2 de mayo de 2013].
[8] Fuente. “El negocio de las cárceles privadas”.
[9] Fuente: “El negocio de las cárceles privadas”.

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