Más de tres años han pasado ya
desde que tomamos rumbo a Tijuana y comenzara esta pequeña aventura del saber.
Recuerdo como si fuera ayer cuando por fin se confirmó oficialmente que iba a
poder realizar mi estancia académica en El Colef. Todo había cambiado desde
entonces, ya que unos meses antes se estaba forjando la posibilidad de viajar a
El Salvador, para participar junto con otras dos compañeras del Máster de
Cooperación, en un proyecto de la Asociación de Municipios Los Nonualcos. Pero finalmente, se
produjeron unos cambios de última hora y vi cumplido mi verdadero sueño: poder
conocer de cerca la realidad migratoria de un tramo del espacio fronterizo
entre México y Estados Unidos. Nada podía ir mal entonces, porque el deseo de
aprender, compensaría mi falta de experiencia.
Una vez cumplimentados todos
los trámites, mantuve una reunión inicial e informal en la cafetería de la
Facultad de Ciencias Sociales con mis directores de tesis, el Doctor Luis
Escala Rabadán (el Colef, Tijuana), quien inauguró mi Máster siendo Coordinador
del Seminario Permanente sobre
Migración Internacional del Colef (SEPMIG), y con el Doctor Joan Lacomba Vázquez (Universidad de Valencia). Ellos me dieron unas
pequeñas pautas y recomendaciones, pero, sobre todo, me animaron a dejarme
llevar por el entorno, ya que esto también formaba parte del trabajo de campo. Además,
fue allí donde propuse el empleo de la fotografía como instrumento en el
proceso de recolección de datos. Como ya sabéis, Sergio sería el fotógrafo
(además de intérprete, chófer, cocinero y sobre todo, el mejor compañero). Tras
bombardearles con mil preguntas, acabamos ese café y acto seguido, me fui dando
saltitos de entusiasmo, pues aún no me creía lo que me estaba sucediendo en ese
momento. Sin duda, me esperaban un sinfín de aventuras y de experiencias
nuevas, que hicieron que me enamorara de mi tesis como una condenada.
Pero claro, los recursos económicos
con los que contábamos en ese momento, eran muy escasos, por lo que hicimos
numerosos ajustes en nuestro viaje. Sergio acababa de perder su empleo, ya que
la empresa para la que trabajaba, procedió a su deslocalización, sin previo
aviso a las/los trabajadoras/es. De hecho, nos enteramos de esta terrible
decisión al volver de una pequeña escapada a Barcelona, a través de los medios
de comunicación. Mientras que yo, había pasado por un trance similar en 2011, de
tal manera que llevaba una temporada viviendo de algún dinero que obtuve en
precario, de mis ahorros y de la ayuda de mis padres. La bolsa de viaje de
1.375 € cubría los gastos de desplazamiento y poco más, así que tuvimos que
hacer un esfuerzo importante. Por otro lado, Sergio tuvo que matricularse en una
academia de inglés de Tijuana, para evitar en ese momento ser sancionado con la
pérdida de su prestación.
Aunque nada de esto nos detendría, y dicho sea de paso, la formación siempre
viene muy bien.
Por tanto, organizar un viaje
y estancia de estas características, no fue tarea sencilla. Y ¿cómo lo hicimos
nosotros? Pues seguimos estas pautas (que repetiríamos una vez más en el posterior
desplazamiento a Ceuta):
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Old Town es una zona muy turística. |
En primer lugar, como es
lógico, buscamos el vuelo de ida y vuelta con más de 3 meses de antelación. El itinerario
era el siguiente: Madrid - Nueva York - San Diego - Atlanta - Madrid. El importe por cada
billete: 904,51 €. Mis padres nos llevarían en coche desde Valencia hasta
Madrid. De allí saldríamos de madrugada en un vuelo de la compañía americana
Delta, rumbo a Nueva York, con una escala de 5 horas antes viajar hasta San
Diego. Una vez en esa ciudad, haríamos noche en un Motel en la zona Oldtown, y al día
siguiente, tomaríamos el MTS Trolley de San Diego hasta San Ysidro. Finalmente,
desde allí, cruzaríamos la frontera andando y cargados con las maletas, cogeríamos
un taxi hasta el Motel Don Quijote de Playas de Tijuana. En lo que respecta al
viaje de vuelta, dormiríamos en el aeropuerto de San Diego, para hacer luego escala
en Atlanta durante otras 5/6 horas, antes de llegar a Madrid. De esta manera,
el día 24 de diciembre de 2012 llegaríamos sanos y salvos para la cena de
Nochebuena con nuestras respectivas familias.
¿Fácil verdad? Pues no dejéis
de leer, porque aquí comienza la verdadera aventura.
(Por cierto, por alguna extraña razón, no va la pestaña de "Más información", así que si quieres leer el post completo, pincha en el título del post).