Mi
particular recorrido por la valla de Ceuta que hice acompañada de Alfonso Cruzado,
Portavoz de la Guardia Civil de la Comandancia General de Ceuta, en realidad, comenzó
unos días antes.
En el mes de septiembre de 2014, entrevisté a José Luis Gómez Barceló, miembro de la Academia Andaluza de la Historia, Archivero Diocesano y Cronista de la de la Ciudad Autónoma. José Luis es experto en Historia Moderna y Contemporánea del Protectorado y del Estrecho. Durante mi estancia en Ceuta, iba cada día a la Biblioteca Pública, y fue allí donde me recomendaron que hablara con él, aunque ya lo habíamos visto en varias ocasiones en la TV local. La verdad es que fue un verdadero acierto. Su pronta y amable respuesta, presagiaba lo mejor. No solo salí de su despacho (ubicado en el Ayuntamiento) con una grabación de casi dos horas de duración, sino que también tuvo la amabilidad de regalarme varios libros, entre los cuales se encuentra esta joya cartográfica: "Límites, fortificaciones y evolución urbana de Ceuta (siglos XV-XX) en su cartografía histórica y fuentes inéditas" de J. B Vilar. y Ma. J. Vilar.
En el mes de septiembre de 2014, entrevisté a José Luis Gómez Barceló, miembro de la Academia Andaluza de la Historia, Archivero Diocesano y Cronista de la de la Ciudad Autónoma. José Luis es experto en Historia Moderna y Contemporánea del Protectorado y del Estrecho. Durante mi estancia en Ceuta, iba cada día a la Biblioteca Pública, y fue allí donde me recomendaron que hablara con él, aunque ya lo habíamos visto en varias ocasiones en la TV local. La verdad es que fue un verdadero acierto. Su pronta y amable respuesta, presagiaba lo mejor. No solo salí de su despacho (ubicado en el Ayuntamiento) con una grabación de casi dos horas de duración, sino que también tuvo la amabilidad de regalarme varios libros, entre los cuales se encuentra esta joya cartográfica: "Límites, fortificaciones y evolución urbana de Ceuta (siglos XV-XX) en su cartografía histórica y fuentes inéditas" de J. B Vilar. y Ma. J. Vilar.
Pero no
nos engañemos. Esto no suele suceder todos los días, y cuando tus recursos
económicos son limitados, la alegría que te da, es inmensa. Aunque mis dedos
casi sufrieran de gangrena por ir cargada con ellos hasta mi casa. Eso sí,
también me advirtió de que si mi investigación hubiera sido de la misma rama,
esto es, puramente histórica, otro gallo hubiera cantado. En ese momento pensé
que estaba en lo cierto, y agradecí su sinceridad. Por ello, tenía que
aprovechar esta oportunidad al máximo. De hecho, José Luis es autor de
numerosas publicaciones y os aseguro que es una delicia escucharle.
José Luis Gómez Barceló en las dependencias del Ayto. de Ceuta. |
La entrevista se hizo en la planta baja del Ayuntamiento, una zona fría y tranquila, donde conservan numerosos documentos. Nos sentamos en una pequeña mesita, saqué mi grabadora, y comenzó a hablar en tono pausado. Yo era su alumna y él un profesor encantado de transmitir su sabiduría. José Luis me contó que él era conocedor de numerosos trabajos en los que se trataba de establecer una comparación entre esta ciudad extra peninsular y los territorios fronterizos de Estados Unidos. También me contó que él había nacido en Tetuán, ya que su abuelo era el Director del Hospital, hasta pasados 10 años después del Protectorado. Su familia vivió (y parte de ella sigue viviendo) en Marruecos (en Melilla, Tánger, Larache, Tetuán, Alhucemas…). Ellos durante el s. XVIII eran intérpretes, por lo que se han movido a un lado y otro de la frontera con toda naturalidad.
Él me
contó que Ceuta tenía un pasado cristiano-bizantino, sometido a una Conquista
musulmana en el s.VIII y a la Reconquista en el s. XV. Por tanto, era una
ciudad llegada por el Derecho de Conquista que estaba en aquella época en
vigor. En la Edad Media y Moderna, se trazó la frontera para la defensa de un
espacio, que dependía también del armamento con el que contaban en el
territorio. La ciudad de Septem (como se conocía en ese momento), comenzó a ser
amurallada durante el Imperio Bizantino, y se estableció en un pequeño cuadro
fortificado, ubicado en la zona ístmica y entre fosos. Posteriormente, sufrió
una reforma durante la época califal, y se volvió a ella durante la época
portuguesa. Es decir, cada vez que la ciudad tenía épocas de paz, se expandía,
y cuando sufrían ataques exteriores o la población era menor, se reducía al
espacio ístmico que es el más fácil de defender.
Panorámica del Istmo
de Almina y Monte Hacho (izq), desde el Mirador Isabel II. A la dcha.
Marruecos.
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Las Murallas Reales
en la actualidad. Los paseos nocturnos por esta zona se hacían muy agradables.
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A medida
que iba pasando los s. XVIII y XIX, se firmaron una serie de Tratados entre
España y Marruecos, que reconocían una línea que se iba ampliando o reduciendo,
unas veces señalizada y otras no. Esa línea cambiante, es la que existía en
1859, dando lugar a la Guerra de África (1859-1860). El Gobierno de la ciudad
quería volver a delimitar el perímetro fronterizo, pero los cabildos se
negaron, de modo que atacaron esos hitos y comenzó un conflicto que para unos
era un simple problema de límites, mientras que para otros era provocado por
las autoridades españolas, para intervenir y aumentar su dominio. Fruto de
la guerra, surgió el problema de la ocupación de Tetuán, naciendo así una nueva
frontera para Ceuta. Ésta siguió los pasos de la de Melilla, por lo que se
marcó en el “Arroyo de las Bombas” el perímetro fronterizo. Un trazado que no
estuvo exento de problemas, pues existieron diferencias entre el Estado español
y la Comisión de Límites, quedando fuera el territorio de Benyunes.
Entre el
año 1859-1860, se creó además un proyecto de vigilancia y defensa de esos
nuevos límites, porque hasta el momento había únicamente la línea de siempre
del foso y la división existente del año 1721 a 1727, ambas con sus correspondientes fortificaciones que las
vigilaban. Se construyeron entonces 7 torres neomedievales de planta, de las
que quedan actualmente 5. Una de ellas estaba en Benzú y la otra, la del
Renegado, en “la tortuga”. Con ello
se formaba un sistema de defensa de la ciudad, que iba desde la misma con una
serie de acuartelamientos guarnicionados por 500/1.000 hombres, y las torres (con
150), que perduró desde finales del s. XIX a comienzos del s. XX. Durante ese
periodo, normalmente era el Kaid marroquí el que estaba al cargo de la aduana, aunque
se producían incursiones de cabileños que robaban y mataban a los colonos de
esos terrenos. El crecimiento del campo exterior que va de las murallas antiguas
a la nueva linde, se parceló a partir de 1868, y se dio a algunas personas para
que se trabajasen. Esto funcionó así hasta que se instauró el Protectorado.
Fuerte del "Desnarigado". Controlaba una cala cercana a Ceuta que era lugar de reunión
habitual de corsarios procedentes de Marruecos. Uno de estos piratas, el Desnarigado, da el nombre tanto a la cala como a la fortaleza. Ya utilizado por los árabes, era aprovechado desde 1415 por los portugueses. Fue modificada en 1693, y el actual castillo se construyó en el s. XIX. Durante el Protectorado, se desmanteló y en 1936, quedó desartillado, aunque con las campañas africanas durante la II Guerra Mundial, volvió a la actividad militar. |
Parada de taxis, justo al salir de la frontera del Tarajal. Es la mejor forma de viajar a Tetuán o a Tánger, siempre que no dispongas de vehículo propio. |
En cuanto a la aduana, estaba ubicada en Castillejos. Sin embargo, cuando Marruecos se independizó el día 2 de marzo de 1956, fue trasladada a Ceuta, pero nunca aceptó la existencia de una frontera comercial. Asimismo, se cortó la vía de ferrocarril, aunque se mantuvieron autobuses directos entre Ceuta-Castillejos-Tetuán y Tánger hasta el año 1975. Cuando murió Franco, este servicio también dejó de existir.
Y
llegados a este punto, inevitablemente me contó cómo era la frontera antes de
llegar a su estado actual. José Luis, al igual que hiciera posteriormente el
portavoz de la Guardia Civil, me describió una valla de reducido tamaño, con
una pequeña alambrada, y por la que la gente pasaba tranquilamente a diario,
cruzando por el campo. Una situación que recordó al cruce de Tijuana-San Diego
en los años ochenta. Lejos quedaba ya esa época en la que los marroquíes podían
entrar hasta principios de siglo en las plazas militares, cuando sonaba el
cañón de la mañana, debiendo abandonarlas con el cañón de la tarde.
Finalmente,
acabó la conversación, dándome una visión personal y como historiador local de
todas las circunstancias actuales que se viven en Ceuta, llegando a la
conclusión de que la población no vive la situación de la valla como propia. Y está en lo cierto, porque el comercio irregular se ha llevado lejos
del centro, hasta el polígono del Tarajal, y se ha generado un espacio en el que se
desarrolla la vida cotidiana al margen de la dura realidad de la migración
irregular, de la seguridad fronteriza, del proceso de militarización de la
frontera, del trabajo esclavo de las porteadoras, etc.
Sin duda, mi perspectiva sobre la frontera ya estaba cambiando. Aunque aún me faltaban más entrevistas para tener una visión más completa sobre ella. Pero eso os lo contaré en el siguiente post. ¡Hasta pronto!
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